En la Medicina Tradicional China había 5 vías de tratamiento que había que aplicar de la menos invasiva a la más invasiva en el siguiente orden. La primera, la palabra, por la capacidad de despertar la conciencia. La segunda la alimentación, por la capacidad de generar una buena sangre que nutriera en profundidad el cuerpo y que calmara el alma. La tercera las plantas medicinales, por el efecto directo en funciones concretas gracias a su tropismo. La cuarta vía los masajes, por la activación orgánica y su efecto organizador del cuerpo. Y la quinta la acupuntura, por incidir en los puntos claves de los meridianos para restablecer el circuito energético del cuerpo.
«La palabra justa, la palabra sincera, la palabra amorosa, la palabra consciente será en definitiva la herramienta que podrá ayudar a salirnos de la ceguera y aceptar lo que es».
La palabra justa, la palabra sincera, la palabra amorosa, la palabra consciente será en definitiva la herramienta que podrá ayudar a salirnos de la ceguera y aceptar lo que es. La palabra nos puede ayudar a soltar los miedos que nos aferran en lo viejo o en la ilusión de lo que yo deseo y nos impulsa a amar a esa fuerza interna que se sitúa ante lo nuevo.
Porque en definitiva lo importante no es qué es lo que estemos viviendo, sino cómo lo estemos viviendo.
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