¿Quien nos diría hace 3 años que todo esto podría ocurrir? Que la salud iba a ser promulgado por accionistas de las grandes industrias farmacéuticas, los remedios validos iban a ser prohibidos y que el mundo entero iba a ser presionado y coaccionado para participar en un experimento mundial con inyecciones con material genético.
Los datos podrían usarse al antojo de los dirigentes y, algo más increíble, los ciudadanos se someterían a todas las restricciones y aparentes obligaciones morales, aun sabiendo que mucho de lo que ocurre no tiene nada que ver con la salud y el bienestar de la población.
Ante esta situación tenemos que tomar conciencia de que cada decisión individual tiene un gran poder de transformación colectiva y que es momento para reformular la salud. Porque la salud no es la ausencia de enfermedad, sino el equilibrio físico, emocional y social.
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